Al rato de esperar y ver que no aparecían Javier que venía con nosotros llamo por teléfono a Jose (otro de los miembros de nuestra excursioncilla) y resulta que el otro taxista les había llevado a otro sitio que resulto que era el correcto, tras preguntar a varios taxistas como llegar todos nos decían que ya estábamos allí, al final preguntamos a una señora que si podía hablar por teléfono con otro chino que estaba en el otro lado para que ella le pudiese indicar a un taxista como llegar.
Tras un rato de hablar la señora nos ayudo a indicarle a un taxista como llevarnos con el resto del grupo, esta fue sin duda una de las situaciones más graciosas y estresantes de todo el viaje y pudimos comprobar los amables que son algunos de los chinos, cerdos son un rato pero amables y serviciales y no necesariamente para venderte algo.
El taxi nos llevo al lado de un lago, con un paseo lleno de restaurantes con el hutong de fondo.
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