martes, 24 de agosto de 2010

Carcasona por dentro

Después de dar la vuelta a la muralla entramos dentro de la ciudad fortificada propiamente dicha y lo primero que nos encontramos fue La Basílica de Saint-Nazaire el edificio fue terminado en la primera mitad del siglo XII. Sólo subsisten la nave y los laterales de la catedral romana, que contaba también con un claustro.

No entramos dentro dado que cuando llegamos ya estaba cerrado esa costumbre tan francesa e cerrar todo a las 5 de la tarde, pero al menos pudimos disfrutar de las vistas exteriores del edificio y del las gárgolas que adornaban el edificio.


Tras esto nos acercamos a visitar el castillo dentro de la fortaleza En los primeros años del siglo XII, el vizconde Bernard Aton Trencavel comienza la construcción de una nueva residencia destinada a reemplazar su castillo primitivo que la tradición histórica sitúa en el emplazamiento de las torres de la puerta narbonense. El palatium se implanta en el extremo occidental del promontorio rocoso donde se adosa al cinturón antiguo.

Durante los años que siguieron el castillo es dotado de una nueva fortificación. Un revestimiento armado de almenas y torres redondas con troneras. Una puerta enmarcada entre dos torres gemelas al este, así como una puerta carretera al oeste, dominarán el acceso por allí en lo sucesivo.

Lógicamente al ser las 5 de la tarde tampoco pudimos entrar a visitarlo algo que nos toco bastante la moral por no decir otra cosa, pero bueno nos dedicamos a callejear por la ciudad medieval (claramente turística) y disfrutar de los edificios y el ambiente.


Tras terminar de visitar la fortaleza nos paramos ingenuos de nosotros a comprar caramelos en un tiendecita curiosa que vimos, maldita la hora, menuda clavada por unos putos caramelos y unas galletas de mierda cada vez que lo pienso se me queda cara de gilipollas, pero que se le va ha hacer a lo echo pecho. Tras esto salimos de la fortaleza para coger camino y manta.

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